Con el tiempo la piel va deteriorándose, la
regeneración celular se debilita y elementos como las radiaciones
ultravioleta, determinadas enfermedades, las toxinas, los
microorganismos, el tabaco, el alcohol... precipitan este proceso en
la dermis, que pierde firmeza y elasticidad.
Es una especie de tirita capaz de proteger a la piel (no de las heridas),
sino del envejecimiento, arrugas, manchas y las bolsas de los ojos.
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